Otro importante estudio sobre la evaluación estandarizada se denomina Las evaluaciones educativas que América Latina necesita, publicado en 2008 por el Programa de promoción de la reforma educativa en América Latina y el Caribe (Preal) y elaborado por un equipo especializado.
El documento empieza dando razones de la importancia que tienen las evaluaciones nacionales de logros educativos, destacando: ayudan a tener una idea de los resultados educativos del conjunto de estudiantes de un sistema educativo que, de otra manera, no se tendría; aportan información relevante a funcionarios, directores, docentes, padres de familia, alumnos y otros, sobre la situación educativa y poder tomar decisiones de mejora; permite discutir de manera informada qué aspectos del currículo se deben asegurar que aprendan los estudiantes al final de cada grado; ofrecen información comparativa nacional e internacional sobre el nivel de conocimientos y capacidades logrados por los alumnos, con independencia de sus años de estudio; y hacen visible aspectos centrales de la labor educativa (en qué medida los alumnos están aprendiendo lo que se espera de ellos al finalizar ciertos estudios, cuál es el grado de equidad o iniquidad en el logro de estos aprendizajes esperados, en qué medida las desigualdades sociales y culturales inciden sobre el aprendizaje, cómo influyen las condiciones de la enseñanza -situación de los maestros, recursos disponibles, tiempo de estudio, etcétera- en esos aprendizajes, qué prácticas educativas son más exitosas y replicables en ciertos contextos para alcanzar mejores logros de aprendizaje, o qué efecto tienen ciertos programas e inversiones educativas en mejorar los logros de aprendizaje). Si eliminamos estas pruebas, perderíamos la oportunidad de contar con esta valiosa información.
Aunque relevantes, reconoce que estas pruebas no son un indicador completo y único de la calidad educativa; solo son un componente esencial de un sistema integral de evaluación educativa, donde deben evaluarse otros aspectos como relevancia del currículo, docentes, centros educativos, entre otros; son condición necesaria, pero no suficiente para mejorar la educación, que solo tendrá efectos positivos si es percibida y empleada como mecanismo de mejora y de responsabilidad pública compartida por todos los actores vinculados al quehacer educativo.
Fuente: Hosy Orozco, Diario de Centroamérica, 08/05/2014
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