"Invertir para cambiar indicadores" por Verónica Spross de Rivera

"Invertir para cambiar indicadores" por Verónica Spross de Rivera

Sin claridad, perdemos tiempo y recursos.

Recuerdo la frase que nos expresó un expresidente del Banco de Guatemala hace ya más de 15 años: “¡Cuidado con el activismo intrascendente!”. Se refería a las administraciones de gobierno que no tienen un norte claro. Están siempre muy ocupados, trabajan 12 o 14 horas diarias, pueden decir que se dedican a trabajar por el país, pero no necesariamente están cambiando los indicadores relevantes ni avanzando hacia el objetivo de largo plazo. El activismo intrascendente se acompaña de un gasto público inefectivo y de baja calidad que no cambia indicadores.

El objetivo al cual aspiramos es llegar a ser personas con ingresos autónomos, que nos permitan sostenernos adecuadamente, así como a nuestra familia. Para ello se requiere que haya opciones de empleo para quienes van ingresando a la fuerza laboral. Los empleos se crean si hay inversión privada, derivada de adecuadas condiciones económicas. La alternativa es desarrollar emprendimiento, establecer un negocio y generar ingresos propios, ojalá generando puestos de trabajo y contratando a otras personas. Así se da el círculo virtuoso del desarrollo, donde cada uno genera recursos para satisfacer sus necesidades básicas.


Sin embargo, dado que no todos tienen las condiciones de nutrición, salud y educación para participar de ese círculo virtuoso del desarrollo, allí entra el rol del Estado brindando ciertos servicios sociales, como salud preventiva y educación básica. Al adquirir ciertas destrezas para la vida se espera que la persona pueda participar exitosamente dentro de ese círculo virtuoso, dejando de lado las consecuencias de la pobreza, la ignorancia y la enfermedad, que le impiden beneficiarse del crecimiento económico en la sociedad.

El problema surge cuando el Gobierno no cumple con sus tareas fundamentales, como la seguridad, la justicia, ni los servicios básicos de salud preventiva y educación básica, porque un sector importante de la población no puede beneficiarse del crecimiento económico, quedando rezagado en el círculo de pobreza. Son las políticas públicas adecuadas las que deben responder a la necesidad de enfocar los recursos escasos en las prioridades más importantes para apuntalar el desarrollo humano de los guatemaltecos más necesitados. 

El presupuesto anual del Estado es la herramienta donde se plasman las verdaderas prioridades del país. Si nos consultan si estamos apostándole al combate a la desnutrición crónica y al desarrollo infantil temprano, la pregunta es cuánto se asigna a la Ventana de los Mil Días y programas destinados a la educación inicial plasmada en programas como Acompáñame a Crecer y los centros CECODII. Si se menciona la importancia de la formación de los jóvenes, ¿cuánto estamos destinando a transformar los centros educativos de básicos y diversificado e invertir en una formación continua innovadora de los docentes? Al analizar el proyecto de presupuesto 2022 nos cuestionamos: ¿cuánto estaremos destinando a la formación de docentes para la modalidad híbrida? ¿Estamos asignando fondos para comprar equipo tecnológico para los estudiantes? Pongamos ojo para que las acciones y el presupuesto del Gobierno sean relevantes y focalizados en cambiar los indicadores más importantes: combate a la desnutrición crónica, salud básica, trayectoria escolar exitosa y aprendizaje para la vida, seguridad y justicia. Sin claridad, perdemos tiempo y recursos.

https://elperiodico.com.gt/opinion/opiniones-de-hoy/2021/09/02/invertir-...

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