El 10 de octubre de 2013 en el Enade se firmó el Acuerdo Nacional de Desarrollo Humano (ANDH) con el respaldo de la mayoría de partidos políticos del país. Se incluyeron objetivos nacionales en las áreas de nutrición, educación y capacitación técnica. Fue alentador visualizar una estrategia de desarrollo social que pudiera ampliar las oportunidades de los guatemaltecos con base en el cumplimiento de metas de nación en el área social.
El Acuerdo estableció 10 objetivos o metas, de las cuales cuatro se fijaron en relación con el combate a la desnutrición crónica, cuatro se orientaron al área de educación, y dos, a la capacitación técnica para los jóvenes. En el área de educación se establecieron cuatro objetivos: 1) Mejorar los resultados de aprendizaje por parte de los alumnos; 2) garantizar que todos los centros educativos cumplan con el mínimo de 180 días de clase; 3) contar con docentes preparados y competentes, lo que incluye lograr que la selección de los docentes se haga con base en el mérito, que se continúen los procesos de profesionalización y se promueva la evaluación de sus capacidades; 4) mantener e institucionalizar el sistema de evaluación de aprendizajes.
Transcurridos ya más de 14 meses desde la firma del ANDH se concluye que hay algunos avances en las estrategias generales de los sectores relacionados, pero hay aún vacíos importantes que como guatemaltecos debemos enfrentar, enfocándonos en la implementación de las políticas públicas respectivas, pues de lo contrario los objetivos no se alcanzarán. Por un lado, el sistema de salud presenta ineficiencias en la gestión que no han permitido lograr las metas de cobertura en los servicios básicos para los niños y madres embarazadas. Con un nuevo ministro al frente de dicha cartera podría preverse que se desarrollen acciones de mejora en este año, buscando se cumpla lo previsto en la Ventana de los mil días y se impacte en la reducción de la desnutrición.
En educación hay esperanza porque se están logrando más días de clase que hace 4 o 5 años, aunque aún no llegamos a los 180 que contempla el ciclo escolar; los niños cuentan con libros de lectura; se está comenzando un nuevo sistema de formación inicial docente y se está profesionalizando a grupos importantes de maestros en servicio de la primaria, pero aún persiste el desafío de mejorar el aprendizaje de los estudiantes. Aunque el Terce, estudio de Unesco realizado en el ámbito latinoamericano, reportó que los alumnos guatemaltecos han mejorado su aprendizaje en comparación con el estudio Serce, realizado hace una década, los resultados en las pruebas nacionales a los graduandos manifiestan la necesidad urgente de fortalecer la secundaria.
Las metas de aprendizaje que quedaron plasmadas en el ANDH son sumamente ambiciosas. Se espera que el 75 por ciento de los alumnos de sexto grado tengan el nivel esperado en matemática y lectura. En la última medición realizada solamente un tercio de los alumnos tenía el nivel esperado en lectura y cerca de la mitad el nivel de logro en matemática. Y en secundaria, la meta es que 6 de cada diez graduandos alcance el nivel esperado en ambas materias al concluir la secundaria. ¿Qué se puede hacer para que los alumnos aprendan más y alcancen las competencias que contempla el Currículo Nacional Base para cada nivel educativo? Es esa la pregunta relevante que debemos hacernos y que debe estar en el centro de las acciones de cada dirección departamental, de cada municipalidad, de cada comité de padres de familia y en cada hogar.
Ahora que se inicia el ciclo escolar es importante redoblar el compromiso de las autoridades, de los docentes, de los padres de familia y de quienes pueden contribuir a mejorar la educación en el país. La formulación de planes educativos a nivel local con horizonte de mediano plazo resulta urgente y necesario para alinear los esfuerzos y las acciones en torno a elevar los aprendizajes como primera prioridad.
Fuente: Siglo 21, 07/01/2015
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