El futuro docente necesita aprender de escuelas modelos de formación.
Otra condición para el traslado exitoso de la formación inicial de docentes de primaria a las universidades, es asegurar una práctica docente de excelencia. Esta debe superar las tradicionales prácticas basadas en horas de estadía en cualquier centro educativo, sin adecuada progresividad de lo que debe hacer el alumno en esas horas, para que sea un acercamiento gradual y bien supervisado a la realidad global docente de un buen centro educativo (aprender de modelos educativos exitosos), siendo acompañado por los mejores profesores de ese centro educativo (aprender y tener como modelos y tutores a profesores exitosos), lo que requiere establecer un adecuado plan de prácticas articuladas y consensuadas entre las universidades y las escuelas, con respaldo del Ministerio de Educación.
Lo peor para un futuro maestro, es hacer prácticas en escuelas que dejan mucho que desear como modelos de formación. Beatrice Ávalos, en su artículo “Políticas referidas a la profesión docente: formación, condiciones de trabajo”,publicado por REAULA en 2012, cita el estudio realizado en 2009 por Gatti y Sá Barretto, donde revisaron 165 programas de formación de docentes en Brasil, observando una tendencia a estructurar cursos cortos, fragmentados, muy teóricos, con baja conexión con la práctica y las escuelas, y esto mismo se observó en otros estudios realizados en países como Colombia.
En esa misma publicación, Patrick Scott en su artículo “Escenarios de formación inicial docente”, también coincide en que “lo esencial y lo difícil se encuentra en lo que Darling-Hammond y Leiberman llamaron la conexión de teoría y práctica por medio del diseño de cursos bien considerados y, a la vez, la integración de trabajo clínico de alta calidad en ambientes donde se apoya la buena práctica. El uso de escuelas de aplicación anexas a las instituciones de formación docentes bien planificadas e implementadas es una sugerencia”.
Por esta razón, la Comisión sobre la formación inicial docente en Chile (2005), recomendó: “Las prácticas de los estudiantes de pedagogía en los distintos momentos de su carrera son un elemento central de su proceso formativo y constituyen un eje articulador de la formación de la especialidad y la pedagógica (…) encauzan la relación universidad-escuela, por lo que es necesario (…) atender preferentemente la gestión de su supervisión”. Existen modelos de prácticas innovadoras, que vale la pena revisar.
Fuente: Hosy Orozco, Diario de Centroamérica, 30/10/2014
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