Hemos llegado a otro fin de ciclo escolar. Más allá de un descanso, el fin del año debe ser un momento de introspección para profundizar sobre lo bueno y lo malo que nos ha dejado el 2014 en materia educativa. Hoy quiero dedicar este espacio a tales reflexiones.
En el lado positivo, vemos cómo la formación inicial docente a nivel superior se consolida como un hecho. El Mineduc ha implementado el Programa Académico de Desarrollo Profesional para Docentes (PADEP/D) desde el 2009, cuya tercera cohorte –8 mil 10 docentes– egresará el próximo diciembre.
Además, la institución también está velando por seguir formando a los maestros con la ampliación de PADEP/D en educación física, el desarrollo de un sistema de certificación, campamentos preuniversitarios para alumnos de las escuelas normales, creación de programas de especialización por áreas, etcétera.
Sin embargo, en el lado negativo, hay varios obstáculos que no nos permiten avanzar. En primer lugar, la ministra aún permanece secuestrada en un proceso de interpelación injustificado, el cual le impide realizar la titánica tarea de mejorar la educación de nuestro país. En segundo lugar, el incremento presupuestario sigue destinándose primordialmente a nómina sin vinculación alguna a rendimiento escolar o asistencia. Y, finalmente, las estadísticas de aprendizaje real permanecen por los suelos. Los resultados de las pruebas estandarizadas muestran que en 2013, solamente 23 de 100 graduandos obtuvieron el nivel de logro aceptable en la prueba de lectura y ocho de ellos en la de matemática (DIGEDUCA).
En la balanza, la cruda realidad es que el sistema educativo no produce resultados satisfactorios ni está mejorando a la velocidad necesaria. Contamos con niños que calientan pupitres pero que no aprenden. Por tanto, es innegable que necesitamos cambios con sentido de urgencia. Debemos discutir y formular nuevas estrategias que ayuden a mejorar la preparación de alumnos y los ayuden a enfrentar el mundo tan competitivo de hoy. En ese sentido, son muchas las transformaciones que deben realizarse, desde el desarrollo, estrategias para contar con maestros mejor capacitados y competentes, hasta invertir inteligentemente en iniciativas que velen por el mejoramiento de la calidad educativa. En la última década, gobiernos de América Latina han implementado una variedad de este tipo de iniciativas, particularmente en la introducción de tecnología en las escuelas.
Recordemos que la tecnología no es un fin en sí mismo, sino una herramienta cuyo costo efectividad debe de ser evaluada y contrastada contra otro tipo de intervenciones. Recientemente el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) llevó a cabo un análisis exhaustivo sobre el impacto que este tipo de programas ha tenido. En su análisis, el BID dividió estos programas en dos grupos: (i) los programas de uso guiado, aquellos que proporcionan una orientación clara sobre la frecuencia y el tipo de uso esperado del equipo, y (ii) los programas de uso no guiado, aquellos que se centran en la provisión de recursos (tabletas, computadoras, Internet, etcétera).
El análisis reveló que los programas que guían el uso de los recursos tecnológicos incrementan el rendimiento académico cuatro veces más que los que no guían el uso. Este tipo de iniciativas cuentan con las siguientes características: (i) se centran en el uso de computadoras en las escuelas, (ii) usualmente el equipo es compartido entre un grupo de alumnos, promoviendo el aprendizaje colaborativo (iii) buscan fomentar los resultados de aprendizaje concentrándose en una sola materia (matemáticas o lenguaje, por ejemplo), (iv) el uso de las computadoras complementa la clase regular, enfatizando la realización de ejercicios prácticos y (v) el maestro juega un rol instructor en cada sesión, de manera que resuelve dudas y problemas en cuanto el equipo y la materia.
En Guatemala un esfuerzo de este tipo ya se está llevando a cabo. Se trata de la iniciativa de FunSEPA en colaboración con Khan Academy, una organización sin fines de lucro cuyo objetivo es mejorar la educación a través de herramientas gratuitas y accesibles por cualquier persona en cualquier parte del mundo. El programa se basa en la implementación de los programas “KA” y “KA Lite” en escuelas públicas, acompañado de la capacitación y formación de docentes en el programa. La retroalimentación de los maestros y la respuesta de los alumnos ha sido muy positiva. Por un lado, hemos visto cómo muchos de ellos han aprovechado esta herramienta para adelantar contenido y practicar más en casa o fuera de horas de clase, y por otro, hemos visto cómo ahora el maestro puede dedicarle más tiempo a la asistencia individualizada, en vez de repetir una y otra vez la lección sin mayor éxito.
El estudio del BID sugiere que la implementación de programas tecnológicos es la intervención educativa más costo-efectiva. Además el análisis demuestra que “los programas de uso guiado son una opción de política prometedora para los países que tratan de aprovechar todo el potencial de la tecnología para fines educativos”. Sin embargo, es fundamental que se prioricen las inversiones de acuerdo a lo que tenga mayor impacto en aprendizaje, además que el Gobierno, sector privado y sociedad civil, colaboren en el diseño de programas eficaces y replicables para abordar este gran desafío: mejorar el aprendizaje en toda la región.
Guatemala es el país centroamericano que menos invierte en la niñez. En promedio Q5.22 son destinados diariamente a la salud, educación y protección de este sector de la población. Iniciativas como las que FunSEPA y Khan Academy están empleando en el país, suponen un esfuerzo meritorio que, quizá en algún momento, pueda llegar a cambiar los paradigmas educativos de nuestra nación. Es una estrategia costo-eficiente para el mejoramiento del sistema público, que abrirá un sinfín de oportunidades para muchos niños guatemaltecos. ¡Únámonos a estos esfuerzos y disminuyamos la brecha! Con nuestra voluntad e involucramiento, podemos lograr mucho más de lo que creemos.
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